martes, 12 de junio de 2012

5.3 Control de olores


La emisión de olores ofensivos puede generarse a partir de determinados procesos industriales, pero también en instalaciones de tratamiento de efluentes, tanto industriales como municipales.

En algún caso, la construcción de una planta de tratamiento de efluentes, cuya finalidad es solucionar un grave problema de polución, puede acarrear la generación de un nuevo impacto ambiental: la emisión de olores desagradables. En algunos casos esta situación repercute con más fuerza en la comunidad que la falta de tratamiento de los efluentes.

 



Actualmente debido a los cambios en la legislación ambiental, particularmente a la obligación de establecer planes de gestión ambiental y contar con instrumentos legales, así como por la presión de la comunidad con respecto a la percepción de olores ofensivos o molestos, se ha movilizado tanto a las empresas como a las autoridades sanitarias y de control en la búsqueda de soluciones eficientes de reducción de olores y a la vez económicamente viables.

Los residuos gaseosos han sido tradicionalmente tratados por métodos físico-químicos, tales como: adsorción, lavado, condensación y procesos de oxidación. Estas técnicas presentan ciertos inconvenientes, tales como transferencia del contaminante a otra fase del sistema (sólido/líquido), altos costos de construcción y mantenimiento, consumos importantes de energía y reactivos químicos.

En este sentido el tratamiento biológico representa una alternativa de tratamiento, que si bien ha sido esporádicamente utilizada desde 1920, no ha logrado aún establecerse como una tecnología totalmente adoptada.

Estos tratamientos biológicos emplean una gran variedad de microorganismos ya sean indígenas existentes en el propio relleno o inoculados con residuos contaminados o con cultivos mixtos o puros. La flora bacteriana lleva a cabo la degradación de las sustancias contaminantes producidas por las fuentes emisoras, normalmente mediante procesos oxidativos.Si bien prácticamente todas las sustancias causantes de los olores son biodegradables, al momento de elegir un tratamiento biológico, lo importante es estudiar si la velocidad de degradación de las sustancias contaminantes es lo suficientemente elevada como para que el proceso resulte verdaderamente eficiente y económicamente viable.

Los tres diseños más importantes de estos dispositivos han sido “Biofiltros”, “Biolavadores” y “Biotrickling”; ellos difieren entre sí en la presencia o no de soporte y de una fase móvil.




Biofiltración:

El principal componente del “Biofiltro” los constituye un medio biológico donde los compuestos indeseables de los gases y vahos -en primera instancia- son absorbidos y adsorbidos para poder ser degradados posteriormente por microorganismos.

El material de empaque del medio biológico filtrante es una mezcla de materiales naturales con un área específica y espacios vacíos grandes. Un recurso fácilmente disponible puede ser “compost maduro”, mantenido con una humedad del 60% al 50%. El medio posee la superficie y los nutrientes necesarios para que sobre ella se desarrolle una “biopelícula” de microorganismos que serán los responsables de la degradación de los compuestos indeseables en el gas. Una fracción de espacios vacíos alto favorece una baja caída de presión del gas en la cama así como una adecuada oxigenación del filtro y distribución del flujo de gas.
A fin de mantener buenas condiciones para el desarrollo de los microorganismos sobre el compost, se debe saturar de humedad el gas a tratar previo a su ingreso. Para este propósito se instala como primera etapa un “humectador”; haciendo recircular una corriente acuosa sobre un relleno de carbón vegetal, donde el gas a tratar se satura de humedad
Los “biofiltros” han sido aplicados con éxito en el tratamiento de malos olores en plantas de tratamiento de aguas residuales así como en plantas de compostaje (eliminación SH2).
También han sido igualmente exitosos en el tratamiento de compuestos como Amoníaco, Monóxido de carbono. Acetona, Benceno, Butanol, Acetato de butilo, Dietilamina, Disulfuro de dimetilo, Etanol, Hexano, Etilbenceno, Butilaldehido, Metanol, Metiletilcetona, Estireno, Isopropanol, Metano, Metilmercaptano, Mono-Di-Triclorometano, Oxido de nitrógeno. Dióxidos de nitrógeno Pentano, Sulfuro de dimetilo Tiofenos, Tolueno, Tricloroetano, Tetracloroetano, 2-etilhexanol y Xileno.